Nada, que me ingresan en un psiquiátrico. Ya lo voy avisando. Y es que este trimestre no levantamos cabeza. Desde que el mayor empezó el cole, no falla, cada 15 días un virus nuevo. Él, que no se ponía malo jamás, ahora es adicto al Apiretal. Además, estoy en un sinvivir, pensando que se lo va a contagiar al bebé. Total, que cuando está malo, me paso el día persiguiéndole para que no besuquee al hermanito y se lave las manos cada dos por tres antes de tocarle. El bebé ha salido duro, porque ha ido sorteando los virus que ha traído su hermano, no como sus sufridos padres, que los hemos pillado todos. Y, además, son virus anti-adultos. A mi hijo le dura la enfermedad dos días y yo tardo dos semanas en quitármela e encima. Pasa lo que pasa: que se me junta con el siguiente virus que tan generosamente mi hijo comparte con nosotros. Eso y que no hay fin de semana que tengamos plan que se vaya al traste, ya sea ir a la sierra, a una casa rural con amigos, una comida familiar o un cumpleaño
Blog sobre maternidad y literatura infantil