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La mochila portabebés (II): mi opinión sobre la Manduca y la Caboo

Como prometí en un post anterior sobre algunas de mis experiencias porteando, hoy voy a hablar sobre las marcas de mochilas que he utilizado por si algún padre busca información y le es de utilidad mi opinión.

Antes de quedarme embarazada, nunca había pensado en portear. Ya comenté que en mi entorno no es muy habitual este sistema de transporte de bebés, así que ni se me habría ocurrido. Pero en las clases postparto, la matrona habló con mucho entusiasmo sobre el tema y nos facilitó mucha información sobre los beneficios para el bebé: fortalece los vínculos con el niño, les aporta seguridad emocional y beneficios en su desarrollo fisiológico, duermen mejor, alivia los cólicos, lloran menos y favorece la lactancia materna. Dejo enlaces con información más completa aquí y aquí.

Existen muchos tipos de portabebés: fular, meitai, bandolera, mochila ergonómica... En una de aquellas clases una mamá llevó un fular que usaba con su anterior bebé y nos enseñó cómo se usaba. Me pareció estupendo, pero no me vi segura para utilizarlo. Dicen que es más sencillo de lo que parece, pero yo vi tantos metros de tela y me asusté. ¡Si hay veces que me lío sólo con el cinturón! Nada, nada, aquello no era para mí, así que me hice un máster en porteo. Pregunté aquí y allá, busqué en Internet... y al final opté por una mochila ergonómica. En aquella ocasión compré la Manduca.



Las claves que me hicieron decidirme: su diseño ergonómico, la posibilidad de usarla desde poco después del nacimiento y hasta los 20 kg. sin necesidad de añadir accesorios (incorpora un reductor de asiento para bebés recién nacidos), el cierre con tres puntos de seguridad, la posibilidad de ajustar las tiras según las medidas de cada uno (así valía para mí y también para mi marido) y el material de confección (está hecha de algodón orgánico).El niño iba a gusto y no me cargaba la espalda gracias a su excelente diseño. Pero le encontré algunas desventajas, en realidad más para mí que para el niño: a mí el cierre de la espalda me resultaba incómodo de usar, por más que la ajustara siempre me resbalaba ligeramente un tirante y la encontré calurosa para utilizar en verano. La utilicé, pero creo que entonces no le saqué suficiente partido. Creo que no me sentía segura del todo y no encontré suficiente apoyo en mi entorno.

Pero con el bebé todo ha cambiado. Al ser prematuro, en el hospital me recomendaron vivamente que siguiera practicando en casa el sistema piel con piel que habíamos iniciado en Neonatos. También mi matrona me insistió en los beneficios para todo bebé y aún más para los prematuros. Y el hecho de portear era una forma más de favorecer el contacto con el bebé. Como era muy chiquitito, la Manduca no me servía y, como seguía sin atreverme con el fular, la matrona me recomendó la fórmula que ha sido ideal para mí: una mochila-fular. Es decir, un fular elástico que ya viene con los nudos hechos. La Caboo Carrier es la mejor compra que he hecho. Se pone como una camiseta, se introduce fácilmente al bebé y se ajusta mediante unas anillas laterales. Tiene todos los beneficios del fular, pero es tan cómoda de poner como una mochila. Respeta la posición natural del bebé, garantiza la posición de ranita, es menos calurosa y vale desde los 2,200 kilos, por lo que es una muy buena opción para los bebés chiquititos. La uso a diario, incluso en casa, porque me da mucha libertad de movimientos. Como podéis ver, estoy encantada. Ahora sí que disfruto del porteo, voy cómoda y segura y mi bebé se beneficia de este sistema. Tal vez vuelva a usar la Manduca, ya que con la experiencia puede que sepa usarla mejor ahora, pero desde luego recomiendo la Caboo: no le veo ni una sola desventaja.