Este fin de semana estábamos comiendo y pusimos el
telediario. Al cabo de un rato lo apagamos. Las palabras violación, secuestro,
abusos y robo se sucedían acompañadas de imágenes violentas y bastante
sórdidas. Mi hijo mayor no despegaba los ojos de la tele y decidimos que no
resultaba un contenido adecuado para un niño de 5 años.
El caso es que las noticias eran el acompañamiento habitual
de las comidas en mi casa cuando era niña. Mi padre jamás dejó de ver un
telediario estuviera quien estuviera. Mis hermanos y yo crecimos viendo las
noticias y he preguntado a gente de mi entorno y me han confirmado que, cuando
eran pequeños, en su casa los adultos no dejaban de ver el telediario porque
hubiera un niño delante.
Como periodista, siempre me ha interesado estar informada:
leer el periódico (en su versión física y online), ver las noticias o escuchar
la radio ha formado parte de mi vida cotidiana desde siempre. Reconozco que con
el tiempo (y la maternidad) internet se ha convertido en mi fuente de
información más asidua y el telediario de la noche lo vemos el día que podemos,
que suelen ser pocos, porque coincide con la hora de acostar a los niños y,
entre lavarse los dientes, leer un cuento y llevar los quinientos vasos de agua
que piden nada más apagarse la luz, cuando por fin nos sentamos están ya con
los deportes. Bendito canal de 24 horas, es todo lo que puedo decir.
El caso es que por una cosa u otra, no solemos ver las
noticias con los niños, hasta el otro día, que comimos más tarde de lo habitual
y, como estábamos por completo desinformados de lo que había pasado en el mundo
en los últimos dos días, pusimos el telediario. Al pequeño le dio igual,
concentrado en su comida, pero el mayor no quitaba ojo de la pantalla. Verano y
fin de semana, lo que quiere decir que la política nos da un cierto descanso y
los telediarios se rellenan aún más con sucesos y otro tipo de informaciones. En
el caso del telediario que estábamos viendo, sus responsables decidieron
recurrir a los sucesos y empezaron a sucederse noticias e imágenes cada vez más
escabrosas. Ante la perspectiva de que aquellas imágenes afectaran al curioso
de mi hijo de cinco años, decidimos apagar la tele.
Así que ahí ando, dándole vueltas a si ando sobreprotegiendo
a mis hijos o tratando de preservar un poco más su inocencia. No creo que aún
estén preparados para entender la maldad del mundo y buena parte de ella
aparece en los telediarios. Por supuesto, también incluyen muchas noticias
inocuas, que les dejarán indiferentes o les harán ampliar sus conocimientos
sobre el mundo, pero, mezcladas con esas noticias, vienen otras cargadas de
horror. Ver las imágenes del terror tras un atentado o las de una persona
recibiendo una paliza, escuchar las odiosas acciones de un violador y asesino
recién detenido o las espantosas condiciones en las que vivieron unas personas
secuestradas… no creo que sean contenidos adecuados para un niño de 5 años. Si
a mí me afectan (soy de las que se me saltan las lágrimas o me invade la furia
ante determinadas noticias), ¿cómo no van a afectar a los niños? Hay quien piensa que los niños pequeños no se enteran, pero no estoy de acuerdo. El pequeño no estaba haciendo caso de la tele en ese momento, pero si hubiera echado un vistazo, tal vez se habría encontrado con alguna imagen que le hubiera impactado.
¿En qué momento empiezan a estar preparados los niños para
asimilarlos? El caso es que en casa el telediario, de momento, ha vuelto a
convertirse en una actividad de adultos. Creo que es bueno que los niños
conozcan el mundo, incluso lo malo, para que puedan protegerse y también, en un
futuro, cambiarlo. Pero también creo que deben ser algo más mayores, que
debemos ver las noticias con ellos para poder explicarles lo que pasa y, por
supuesto, comentarlo con ellos.
Y vosotros, ¿veis las noticias con vuestros hijos? ¿Creéis que les afectan?
¡Hasta el próximo post!