Tengo la sensación de haberme pasado la mitad del tiempo de lo que llevamos de verano poniendo crema. Todos los días, varias veces al día. ¿No os pasa a todas las madres? Llega el buen tiempo, se abre la temporada de playa y de piscina y ya estás liada. Para los niños, protector solar, aftersun y la hidratante habitual. Para mí, mejor no enumero, porque la lista de cremas, a medida que avanza el tiempo, aumenta considerablemente. Lo de los niños es terrible: el mayor se mueve como una anguila, protesta, se revuelve, gira con brusquedad la cabeza en el momento que estás extendiendo crema por la mejilla y, claro, le entra en el ojo y llora... Vamos, que no le gusta nada. Al pequeño, por el contrario, le encanta lo de la crema. Demasiado. En cuanto ve un poco de crema en un brazo, la chupa con fruición. Se enfada cuando intentas impedírselo, como si le arrebataras un delicioso pastel de chocolate.
Pero es lo que toca. El sol tiene grandes beneficios (ayuda a sintetizar la vitamina D y a asimilar el fósforo y el calcio, equilibra el colesterol, mejora el sueño y ayuda a luchar contra la depresión, entre otros). Sin embargo, la piel es muy delicada y la exposición solar prolongada conlleva demasiados riesgos como para descuidarla, sobre todo en el caso de los niños. ¿Por qué es tan importante protegerse de la sobreexposición solar? Pues hay numerosas razones, pero la más importante es la prevención del cáncer de piel. Sin embargo, la exposición solar abarca también otro tipo de daños: quemaduras, ampollas, manchas solares, deshidratación de la piel, envejecimiento prematuro de la misma (y, por lo tanto, con el tiempo será más propensa a la aparición de arrugas) y lesiones oculares (propicia la aparición de cataratas, entre otras). Todos estos riesgos se multiplican en el caso de los niños.
Claves para evitar daños
Por suerte, cada vez somos más conscientes de los riesgos de la sobreespoxición solar, pero, aunque parece mentira, todavía queda mucha gente que, pese a la amplia información que hay sobre el tema, parece creer que no va con ellos y no toman las medidas necesarias. Conozco casos de primera mano, así que es importante que cada año sigamos haciendo hincapié en este tema. Por este motivo, y como es un tema que me preocupa (mi marido cree que me paso un poco, pero bueno, mejor prevenir que curar...), hoy repasamos algunas de las claves para protegerse del exceso de sol.
1. Usa gafas de sol para proteger los ojos. Hay que tener en cuenta no todas las gafas de sol ofrecen el mismo tipo de protección, así que es conveniente leer atentamente el etiquetado.
2. Gorras y sombreros ofrecen también una adecuada protección a la exposición prolongada al sol para la cabeza y el rostro.
3. La piel debe de estar limpia, hidratada y sin maquillaje. No alucinéis: he visto en la playa mujeres maquilladas y enjoyadas como si fueran a bailar cualquier viernes noche.
4. Utilizar un protector solar adecuado a nuestro tipo de piel. Para ello hay que tener en cuenta distintos factores, desde quién es el usuario (niños, adultos), la zona de la piel a aplicar (rostro, cuerpo) o incluso el tipo de piel. Se acabó eso de un mismo protector solar para toda la familia.
5. Otra cuestión a tener en cuenta al elegir protector solar es el fototipo del usuario, que es (y de esto me acabo de enterar) la capacidad de cada uno para asimilar la radiación solar. Hay seis tipos:
6. Es muy importante ser muy rigurosos con la protección solar en los niños. Siempre usar FPS altos (por lo menos a partir 30, aunque lo recomendable es +50) y a ser posible emplear las líneas infantiles, que suelen tener sustancias menos agresivas para las pieles de los pequeños. No está recomendado usar protectores en bebés de menos de 6 meses.
7. Lo recomendable es ponerse el protector solar media hora antes de salir de casa, porque el efecto de protección no comienza inmediatamente, sino que la piel necesita un rato para absorber la crema.
8. Es necesario renovar el protector cada cierto tiempo, especialmente después de baños prolongados (incluso en las cremas resistentes al agua).
9. Evita tomar el sol en las horas centrales del día (entre las 12 del medio día y las 4 de la tarde), que es cuando la radiación solar es más agresiva.
10. Procura beber líquidos en abundancia para evitar la deshidratación y, más aún, en el caso de los niños.
11. Tras la exposición solar prolongada, limpia bien la piel e hidrátala con productos adecuados.
¡Espero que estéis disfrutando del verano!
Fuente: Pixabay |
Pero es lo que toca. El sol tiene grandes beneficios (ayuda a sintetizar la vitamina D y a asimilar el fósforo y el calcio, equilibra el colesterol, mejora el sueño y ayuda a luchar contra la depresión, entre otros). Sin embargo, la piel es muy delicada y la exposición solar prolongada conlleva demasiados riesgos como para descuidarla, sobre todo en el caso de los niños. ¿Por qué es tan importante protegerse de la sobreexposición solar? Pues hay numerosas razones, pero la más importante es la prevención del cáncer de piel. Sin embargo, la exposición solar abarca también otro tipo de daños: quemaduras, ampollas, manchas solares, deshidratación de la piel, envejecimiento prematuro de la misma (y, por lo tanto, con el tiempo será más propensa a la aparición de arrugas) y lesiones oculares (propicia la aparición de cataratas, entre otras). Todos estos riesgos se multiplican en el caso de los niños.
Claves para evitar daños
Por suerte, cada vez somos más conscientes de los riesgos de la sobreespoxición solar, pero, aunque parece mentira, todavía queda mucha gente que, pese a la amplia información que hay sobre el tema, parece creer que no va con ellos y no toman las medidas necesarias. Conozco casos de primera mano, así que es importante que cada año sigamos haciendo hincapié en este tema. Por este motivo, y como es un tema que me preocupa (mi marido cree que me paso un poco, pero bueno, mejor prevenir que curar...), hoy repasamos algunas de las claves para protegerse del exceso de sol.
1. Usa gafas de sol para proteger los ojos. Hay que tener en cuenta no todas las gafas de sol ofrecen el mismo tipo de protección, así que es conveniente leer atentamente el etiquetado.
2. Gorras y sombreros ofrecen también una adecuada protección a la exposición prolongada al sol para la cabeza y el rostro.
3. La piel debe de estar limpia, hidratada y sin maquillaje. No alucinéis: he visto en la playa mujeres maquilladas y enjoyadas como si fueran a bailar cualquier viernes noche.
4. Utilizar un protector solar adecuado a nuestro tipo de piel. Para ello hay que tener en cuenta distintos factores, desde quién es el usuario (niños, adultos), la zona de la piel a aplicar (rostro, cuerpo) o incluso el tipo de piel. Se acabó eso de un mismo protector solar para toda la familia.
5. Otra cuestión a tener en cuenta al elegir protector solar es el fototipo del usuario, que es (y de esto me acabo de enterar) la capacidad de cada uno para asimilar la radiación solar. Hay seis tipos:
- Fototipo I: personas con la piel muy pálida, que siempre se queman y no se broncean, como los pelirrojos.
- Fototipo II: personas de piel pálida y sensible, que se queman muy fácilmente y apenas se broncean. Suelen ser personas rubias.
- Fototipo III: es el más común. Personas que se queman de vez en cuando y se broncean de forma gradual. Suelen ser personas de cabellos rubios y castaños (tanto claros como oscuros) y pieles intermedias.
- Fototipo IV: pieles morenas que se broncean siempre y se queman sólo ocasionalmente. Gente de cabellos oscuros.
- Fototipo V: personas con piel más morena que las del apartado anterior, que rara vez se queman y que se broncean rápidamente.
- Fototipo VI: personas de piel negra. Nunca se queman.
6. Es muy importante ser muy rigurosos con la protección solar en los niños. Siempre usar FPS altos (por lo menos a partir 30, aunque lo recomendable es +50) y a ser posible emplear las líneas infantiles, que suelen tener sustancias menos agresivas para las pieles de los pequeños. No está recomendado usar protectores en bebés de menos de 6 meses.
7. Lo recomendable es ponerse el protector solar media hora antes de salir de casa, porque el efecto de protección no comienza inmediatamente, sino que la piel necesita un rato para absorber la crema.
8. Es necesario renovar el protector cada cierto tiempo, especialmente después de baños prolongados (incluso en las cremas resistentes al agua).
9. Evita tomar el sol en las horas centrales del día (entre las 12 del medio día y las 4 de la tarde), que es cuando la radiación solar es más agresiva.
10. Procura beber líquidos en abundancia para evitar la deshidratación y, más aún, en el caso de los niños.
11. Tras la exposición solar prolongada, limpia bien la piel e hidrátala con productos adecuados.
¡Espero que estéis disfrutando del verano!
¿Te ha gustado este post? No te pierdas nada y suscríbete por email. Recibirás gratis una Guía de lectura para niños de 0 a 3 años: