Desde hace dos meses a mi bebé le apetece cada vez menos ponerse al pecho y en los últimos días no ha mamado ni una sola vez. Pensando que podría ser el falso destete que suele darse en torno al primer año de vida (faltan sólo unas semanas para celebrar su cumpleaños), he procurado seguir algunas de las pautas que se suelen dar en estos casos, pero no han servido de nada y la leche ya se me está retirando. Me da mucha pena. Y no sólo porque la lactancia es algo positivo para mi bebé, también por cerrar esta preciosa etapa que tanto esfuerzo nos costó en un principio (podéis leerlo aquí) y que, sin embargo, tras los duros comienzos luego ha ido como la seda. El caso es que todo apunta a que vamos a decir adiós a la lactancia materna con 11 meses. Para unas madres es demasiado tiempo, para otras muy poco. Para mí, lo que ha querido y necesitado mi bebé.
Mi hijo pequeño fue prematuro. Llegó con dos meses y medio de antelación. Si para cualquier niño es importante y beneficiosa la leche materna, en el caso de los prematuros aún más. Sin embargo, las circunstancias que rodean a los prematuros, hacen que el inicio de la lactancia pueda ser particularmente difícil. Algunos pueden ponerse al pecho de su madre enseguida, pero para otros, como fue nuestro caso, la lactancia pasa a un segundo plano porque hay cuestiones médicas más importantes que atender. Los cables, monitores, pulsímetros, vías intravenosas y tubos respiratorios dificultan el proceso. El estrés, el miedo y la angustia que sufren las madres pueden hacerlas desechar la posibilidad de amamantar. Además, los prematuros más pequeños aún no habrán desarrollado el reflejo de búsqueda ni el instinto de succión (que llega sobre las 34 semanas), por lo que no podrán ponerse directamente al pecho, así que habrá que acudir a otras formas para que tome la leche, como la sonda nasogástrica con leche extraída a través de un sacaleches. Teniendo en cuenta todo esto, aquellas madres que no puedan/no quieran optar por la lactancia materna deben saber que sus bebés estarán bien alimentados y cuidados con leche artificial. Pero aquellas que quieran amamantar, en general (salvo indicación médica), se puede y será muy beneficioso para sus hijos.
Yo he tenido la inmensa suerte de tropezar con profesionales sanitarios que fomentaban la lactancia materna. Y digo inmensa suerte porque vistos los testimonios que corren por la red sobre pediatras y enfermeras que censuran a las madres que optan por la LME (y más aún las que eligen la lactancia materna prolongada), debo decir que jamás me ha pasado. Ni en el hospital ni en el centro de salud. Es más, la pediatra de mi hijo me ha animado en todo momento a que mantuviera la lactancia el mayor tiempo que fuera posible. De hecho, cuando hace un par de meses fui a contarle que empezaba a rechazar el pecho, me indicó que, si podía, se lo mantuviese al menos lo que quedaba de invierno, ya que la leche materna ofrece no sólo alimento, sino también defensas que le ayudan a protegerse de los continuos ataques de virus que estamos sufriendo.
La leche materna se adapta a las necesidades de cada bebé y, en el caso de los prematuros, cubrirá todas sus necesidades nutricionales. El propio calostro ofrece una mayor cantidad de anticuerpos y proteínas. En algunos casos, los médicos pueden considerar necesario enriquecer la leche materna con hierro, calcio u otros elementos. Por ejemplo, en nuestro caso, a causa de las transfusiones de sangre que le hicieron los primeros días de vida, fue necesario enriquecer con hierro la dieta del bebé, porque presentaba un cuadro de anemia. Pero, en general, la leche materna cubrirá todas las necesidades que presente el bebé prematuro.
Puede evitar que desarrolle enterocolitis necrosante, una grave enfermedad de los intestinos
Yo añadiría algo más. La lactancia materna también puede ser muy beneficiosa para la madre de un bebé prematuro. Si el bebé tiene que pasar varias semanas en la UCIN, las madres pueden sentirse bastante impotentes. Es muy duro volver a casa sin bebé, contemplar la cuna vacía, sentarse a esperar junto a una incubadora sin poder hacer nada. En mi hospital se fomentaba tanto la lactancia materna como el Método Canguro (ya hablaré otro día sobre él), lo que permite a las madres implicarse desde el principio en el cuidado de sus hijos. Incluso el simple hecho de tener que estar en casa con el sacaleches, les involucra con su bebé, les hace saber que están haciendo algo bueno por su hijo, ayudándole en su recuperación para que regrese a casa. Así que no sólo el bebé se beneficiará de la leche materna. La salud psíquica y emocional de las madres también. O, por lo menos, así fue en mi caso y en el de otras madres con las que coincidí en la UCIN.
Una vez superados los primeros tiempos, la lactancia se desarrollará con normalidad, exactamente igual que con un bebé nacido a término, aunque a mí las pediatras me han insistido más con el pequeño en que continuara con la lactancia materna que con el mayor. Y eso que iniciamos antes los cereales por cuestión de peso del bebé. Aún así, me insistieron en que bastaba con un par de tomas con cereales y que el resto siguiera con la LM. Supongo que tanta insistencia tiene que ver con todos los beneficios que reporta la leche materna a los bebés más allá de los primeros meses de vida. Me da mucha pena cerrar esta etapa. A lo mejor me estoy adelantando y en un par de días os digo que fue un falso destete. Pero si no es así, considero un éxito que hayamos llegado hasta aquí.
Con este post participo en la iniciativa Pupiletras Maternal, organizada por el blog Mamá&Nené a través de la comunidad de Google + Maternidad de la A a la Z. Si quieres saber más sobre esta iniciativa, pincha aquí.
Fuente: Pixabay |
Mi hijo pequeño fue prematuro. Llegó con dos meses y medio de antelación. Si para cualquier niño es importante y beneficiosa la leche materna, en el caso de los prematuros aún más. Sin embargo, las circunstancias que rodean a los prematuros, hacen que el inicio de la lactancia pueda ser particularmente difícil. Algunos pueden ponerse al pecho de su madre enseguida, pero para otros, como fue nuestro caso, la lactancia pasa a un segundo plano porque hay cuestiones médicas más importantes que atender. Los cables, monitores, pulsímetros, vías intravenosas y tubos respiratorios dificultan el proceso. El estrés, el miedo y la angustia que sufren las madres pueden hacerlas desechar la posibilidad de amamantar. Además, los prematuros más pequeños aún no habrán desarrollado el reflejo de búsqueda ni el instinto de succión (que llega sobre las 34 semanas), por lo que no podrán ponerse directamente al pecho, así que habrá que acudir a otras formas para que tome la leche, como la sonda nasogástrica con leche extraída a través de un sacaleches. Teniendo en cuenta todo esto, aquellas madres que no puedan/no quieran optar por la lactancia materna deben saber que sus bebés estarán bien alimentados y cuidados con leche artificial. Pero aquellas que quieran amamantar, en general (salvo indicación médica), se puede y será muy beneficioso para sus hijos.
Yo he tenido la inmensa suerte de tropezar con profesionales sanitarios que fomentaban la lactancia materna. Y digo inmensa suerte porque vistos los testimonios que corren por la red sobre pediatras y enfermeras que censuran a las madres que optan por la LME (y más aún las que eligen la lactancia materna prolongada), debo decir que jamás me ha pasado. Ni en el hospital ni en el centro de salud. Es más, la pediatra de mi hijo me ha animado en todo momento a que mantuviera la lactancia el mayor tiempo que fuera posible. De hecho, cuando hace un par de meses fui a contarle que empezaba a rechazar el pecho, me indicó que, si podía, se lo mantuviese al menos lo que quedaba de invierno, ya que la leche materna ofrece no sólo alimento, sino también defensas que le ayudan a protegerse de los continuos ataques de virus que estamos sufriendo.
La leche materna se adapta a las necesidades de cada bebé y, en el caso de los prematuros, cubrirá todas sus necesidades nutricionales. El propio calostro ofrece una mayor cantidad de anticuerpos y proteínas. En algunos casos, los médicos pueden considerar necesario enriquecer la leche materna con hierro, calcio u otros elementos. Por ejemplo, en nuestro caso, a causa de las transfusiones de sangre que le hicieron los primeros días de vida, fue necesario enriquecer con hierro la dieta del bebé, porque presentaba un cuadro de anemia. Pero, en general, la leche materna cubrirá todas las necesidades que presente el bebé prematuro.
Beneficios de la leche materna en el bebé prematuro
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Es más fácil de digerir
El calostro y la leche materna se adaptan a las necesidades
especiales del recién nacido prematuro
Contribuye a la maduración de su aparato digestivo
Aporta importantes anticuerpos que le protegen de
infecciones respiratorias e intestinales
Puede evitar que desarrolle enterocolitis necrosante, una grave enfermedad de los intestinos
Influye en la agudeza visual y el desarrollo neurológico
Genera fuertes lazos de afecto y seguridad entre el bebé y
su madre
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Yo añadiría algo más. La lactancia materna también puede ser muy beneficiosa para la madre de un bebé prematuro. Si el bebé tiene que pasar varias semanas en la UCIN, las madres pueden sentirse bastante impotentes. Es muy duro volver a casa sin bebé, contemplar la cuna vacía, sentarse a esperar junto a una incubadora sin poder hacer nada. En mi hospital se fomentaba tanto la lactancia materna como el Método Canguro (ya hablaré otro día sobre él), lo que permite a las madres implicarse desde el principio en el cuidado de sus hijos. Incluso el simple hecho de tener que estar en casa con el sacaleches, les involucra con su bebé, les hace saber que están haciendo algo bueno por su hijo, ayudándole en su recuperación para que regrese a casa. Así que no sólo el bebé se beneficiará de la leche materna. La salud psíquica y emocional de las madres también. O, por lo menos, así fue en mi caso y en el de otras madres con las que coincidí en la UCIN.
Una vez superados los primeros tiempos, la lactancia se desarrollará con normalidad, exactamente igual que con un bebé nacido a término, aunque a mí las pediatras me han insistido más con el pequeño en que continuara con la lactancia materna que con el mayor. Y eso que iniciamos antes los cereales por cuestión de peso del bebé. Aún así, me insistieron en que bastaba con un par de tomas con cereales y que el resto siguiera con la LM. Supongo que tanta insistencia tiene que ver con todos los beneficios que reporta la leche materna a los bebés más allá de los primeros meses de vida. Me da mucha pena cerrar esta etapa. A lo mejor me estoy adelantando y en un par de días os digo que fue un falso destete. Pero si no es así, considero un éxito que hayamos llegado hasta aquí.
Con este post participo en la iniciativa Pupiletras Maternal, organizada por el blog Mamá&Nené a través de la comunidad de Google + Maternidad de la A a la Z. Si quieres saber más sobre esta iniciativa, pincha aquí.