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Juguetes: ¿cuándo son demasiados?

Mis hijos tienen muchos juguetes. Muchísimos. En mi opinión, demasiados. En la suya, nunca son suficientes, aunque después jueguen con las mismas cuatro o cinco cosas y al resto les hagan poco caso o ninguno. Algunos los dono completamente nuevos y me da tanta pena... No creo que sea bueno para ellos tener tantas cosas y, sin embargo, no sé cómo variar la situación.

 
El reciente cumpleaños del pequeño nos desbordó de juguetes y el mes que viene le toca al mayor, así que ya temo la llegada de una nueva tanda. Teniendo en cuenta que mis hijos tienen (casi) 4 y 2 años y ya tienen tantos juguetes como para montar su propia juguetería, no quiero saber qué invasión juguetera tendremos dentro de unos años. A día de hoy, vivimos asediados por los juguetes. Como su cuarto no es demasiado grande y lo tienen hasta los topes, he tenido que habilitarles otros lugares de la casa donde guardar juguetes.
 
 
 
Eso de guardar es un decir, porque por más que recojamos siempre hay juguetes por todas partes: coches olvidados en el pasillo, piezas de construcción en todos los rincones, cazuelas y cucharas de plástico bajo la cómoda, playmobil escondidos bajo los cojines del sofá, la nave de Miles del Futuro sobre la encimera de la cocina, la moto correpasillos tirada en el cuarto de baño... En fin, un caos, aunque supongo que no muy diferente a la mayoría de las casas con niños.
 
Bueno, el post de hoy no va sobre el orden, sino sobre la cantidad de juguetes. En serio, no exagero y me da hasta vergüenza hablar de ello, sabiendo que hay tantos niños que no tienen nada. Pero entre los cumpleaños, las navidades y los regalos porque sí (de esos que hacen los abuelos, a veces pequeñas tonterías, pero que se van acumulando al resto) no damos abasto. Pero, ¿cómo contener esta avalancha de juguetes? ¿Les digo a los abuelos o a los tíos que no les regalen nada a los niños por su cumpleaños o que se limiten a regalarles ropa, que es algo que a los pequeños no les motiva nada? ¿Dejo que se levanten la mañana de Reyes y no encuentren ni un sólo regalo junto a sus zapatos? ¿Le digo a esa amiga, que ves de pascuas a ramos, que se lleve el detalle que ha comprado para los niños? No puede ser y los juguetes se acumulan. Traté de convencer a la familia que en navidades con un regalo por cabeza era suficiente, pero claro, ¡convence a las abuelas, que todo les parece poco! Y no se trata del precio, que muchas veces son cosas muy baratas, sino de la cantidad. Procuro tenerlos guardados y e ir sacándoselo de forma escalonada, pero eso no evita que sigan siendo demasiados.
 
Soy la primera que peco, debo confesarlo. En el cumpleaños del pequeño, aparecí con cuatro paquetes. Mi marido me miró consternado, pero traté de explicarle que no era para tanto: un juguete para estimular el desarrollo de la motricidad fina (consejo de la neuróloga, tras la última revisión, así que se trataba de un básico), una alfombra con el diseño de una ciudad para jugar con los coches (que me costó baratísima y, además, ¡se convierte en juguetero! Súper-práctica), un puzzle y un libro.  Total, que luego me quejo, pero soy la primera que lo hace.
 
En fin, que sé que no lo voy a solucionar. Que los niños seguirán acumulando pistas de coches, menaje para la cocinita, encajables, puzles, disfraces, juegos de mesa (al mayor ya empiezan a gustarle), playmobil, legos, todo tipo de vehículos, construcciones, instrumentos musicales, pelotas de todos los tamaños, peluches y muñecos... Seguiré tropezando con juguetes de lo más variopinto en cada esquina, donando juguetes cada dos meses y respondiendo "no tengo ni idea. Tienen de todo", cada vez que alguien me pregunte qué le regala a los niños. Seguiré siendo la primera culpable de que tengan tantos juguetes y me quejaré por lo bajo cuando vea que abuelos y tíos no saben hacer regalos pequeños, que quepan en un armario, sino que todo tiene que ocupar mucho espacio (¿sabéis que tengo media casa tomada por correpasillos, moto, bicicleta, patinete, carrito de la compra y hasta un caballo balancín... ¡en serio que no cabemos!).
 
Se que en muchas casas pasa lo mismo, pero eso no me consuela. Temo que les estemos enviando el mensaje equivocado y que mis hijos no sepan apreciar el valor de las cosas, que se conviertan en pequeños tiranos caprichosos, que se olviden de disfrutar de su imaginación... Puedo tratar de reducir los juguetes que les regalamos nosotros, pero no los que traen los demás, así que seguirán siendo demasiados. ¿Qué sucede en vuestras casas? ¿Vuestros hijos también tienen demasiados juguetes o sois más sensatos en este tema?